domingo, 9 de octubre de 2016




                                                  Wendy strange fort




Aquel día me levante mire los ojos de mi hermano,me dijo que lo único que quería es que terminara bien en la vida . Lo mire y le dije :

-No te vallas ..

-debo irme al mas allá no sufriré no tendré nada  mas de sufrimiento ¡Wendy debes comprender¡-dijo el..

-perdóname ..........

-Hermano¡ No..

Aquel día decidí irme de la casa y tomar un triste bus el cual me llevara lejos de sociedad...



                                                  Seguirá...


sábado, 24 de octubre de 2015



                                  el señor de los arboles  saltamontes

había un día un señor muy generoso ayudaba a toda clase de tipo de arboles
 ¿arboles?, si , arboles.

este señor se llamaba don cristal de mareas  era muy  valiente el siempre luchaba por los arboles
el  decía que la naturaleza les  iba a ayudar a que vuestro planeta fuera el mejor y luchador.

un día una señora que se   llamaba katherina altos salta montes que le gustaban los saltamontes
vio que este señor don cristal de mareas piso uno de sus amados animales..
¡un saltamontes era  algo de pecado ella se puso a llorar¡
¿por que lloras? dijo el señor
¡por su pecado no ha visto¿ dijo la señora
no hermosa ,no?¿ dijo el señor
a pisado un maldito saltamontes usted es un violador de las leyes¡¡¡¡ dijo la señora
no me he dado cuenta discúlpame ¡dijo el señor

la señora naturaleza reto al señor¡
 has matado  a un saltamontes eso no es parte de ti ..........

lo ciento no  me he dado cuenta disculpe natu¡ e igual no fue mi culpa tramposa  radiante¡¡¡
haber me has llamado ?¿radiante?¿

por su puesto que soy radiante pero no de la manera de hablar tuya¡¡

te transformare en algo que nunca que te ha gustado y así aprenderás.
seras un árbol  el árbol saltamontes
                                                        FIN

martes, 6 de enero de 2015

                                         la vida flin raider
una  vez un niño muy pobre  lo llevan al colegio
todos los niños leian un cuento que se llamaba
la vida de flin rainder  el niño era tan pobre que ni siquiera lo podia comprar apenas costaba
2000$ y  no pudo lloraba  mucho  asta se queria morir  pero  queria vivir a si que fue  a trabajar  y
 gano unos 5000$ apenas pero dijo  :por fin  podre se puso muy feliz   al otro dia los niños tenian otro libro el se puso allorar y  lo devolvio se puso muy feliz  y si compro otro  el que todos tenian  estaba tan feliz  que fue con su famial  verion el cuento  y todos   fueron felizes para  siempre  el niño lla era adulto  ganaba mucho dinerom  les dio a sus papas    y  se caso con una vellisima niña  y lo pasaron vien

                           fin:)

lunes, 25 de agosto de 2014

                                           EL 2  DIA  DE   BART
Bueno  queridos  amigos  me   cuesta  entender  mate   asi  que  dire  que  estudio  y  ¡no  me arreglen  mi pecado!  ya  porfis   porque  hare  como  si  estudie  vayamos  al  grano  .conocia  a  una  chica  que   llego  al  curso  ¡oviamente  nueva!
es  como  una  chinita  pero  bueno  asi  es  el  amor  que  podemos   decir  
igual  que  ese   descarado  papa  y 
la  dulcemala mama
vida  tan  cruel  solo  que  esto
me  volvio  romantico  no  lo  puedo   creer  porfin  el  2 amor.....

domingo, 10 de agosto de 2014

                                                         El  dia  de  bart



Mi  feliz  dia  llego  es navidad  alos  niños  les  encanta  navidad(solo  por  los  regalos  jajjja)

Pero mi  primer  dia  castigadooo! por  que  mi familia  estan  cruel
no entiendo  pero  sali a  puntillas me  tire  al  columpio  y  Wuau        fue como  el  el  agua    pero  voy  por  el regalo de  mi mama  para  que  no  mecastigebueno  yege  con  el  regalo  se  lo  diy  me  dio   mi  playtation 5  siiiiiiiiiiiii!    feliz  navidad


Erase una vez un pastorcillo que cuidaba las ovejas de todo el pueblo. Algunos días era agradable permanecer en las colinas y el tiempo pasaba muy de prisa. Otros, el muchacho se aburría; no había nada que hacer salvo mirar cómo pastaban las ovejas de la mañana a la noche.
Un día decidió divertirse y se subió sobre un risco que dominaba el pueblo.
-¡Socorro! -gritó lo más fuerte que pudo- ¡Que viene el lobo y devora las ovejas!
que viene el lobo
En cuanto los del pueblo oyeron los gritos del pastorcillo, salieron de sus casas y subieron corriendo a la colina para ayudarle a ahuyentar al lobo... y lo encontraron desternillándose de risa por la broma que les había gastado. Enfadados, regresaron al pueblo y el chico, todavía riendo, volvió de nuevo a apacentar las ovejas.
Una semana más tarde, el muchacho se aburría de nuevo y subió al risco y gritó:
-¡Socorro! ¡Que viene el lobo y devora las ovejas!
Otra vez los del pueblo corrieron hasta la colina para ayudarle. De nuevo lo encontraron riéndose de verles tan colorados y se enfadaron mucho, pero lo único que podían hacer era soltarle una regañina.
Tres semanas después el muchacho les gastó exactamente la misma broma, y otra vez un mes después, y de nuevo al cabo de unas pocas semanas.
-¡Socorro! -gritaba- ¡Que viene el lobo y devora las ovejas!
Los buenos vecinos siempre se encontraban al pastorcillo riéndose a carcajada limpia por la broma que les había gastado.
Pero... un día de invierno, a la caída de la tarde, mientras el muchacho reunía las ovejas para regresar con ellas a casa, un lobo de verdad se acercó acechando al rebaño.
vino el lobo
El pastorcillo se quedó aterrado. El lobo parecía enorme a la luz del crepúsculo y el chico sólo tenía su cayado para defenderse. Corrió hasta el risco y gritó:
-¡Socorro! ¡Que viene el lobo y devora las ovejas!
Pero nadie en el pueblo salió para ayudar al muchacho, porque nadie cree a un mentiroso, aunque alguna vez diga la verdad.
-Nos ha gastado la misma broma demasiadas veces -dijeron todos- Si hay un lobo esta vez, tendrá que comerse al muchacho.
Y así ocurrió.
El laberinto del minotauro
Hace mucho, muchísimo tiempo, vivía en Grecia un joven y valiente príncipe llamado Teseo. Su padre era el rey Egeo y gobernaba la hermosa ciudad de Atenas.
Un día bajó Teseo al puerto y vio a un grupo de gente llorando. Siete muchachos y siete doncellas eran llevados, con las manos atadas, a bordo de un barco de velas negras.
—¿Quién es esa gente que hay en el muelle? —preguntó Teseo a un marinero.
—Son los familiares de las catorce víctimas que van a ser sacrificadas. ¿Ves a esos siete muchachos y siete doncellas? Serán enviados a Creta. ¡Pobrecillos, cómo les compadezco!
—¿Por qué? ¿Pues qué les sucederá?
—¿Pero no lo sabes, chico? ¡Serán ofrecidos como alimento al terrible Minotauro que vive en el laberinto!
Teseo había oído hablar del Minotauro, ¡el horrendo monstruo con cuerpo de gigante y cabeza de toro! Poseía unos cuernos temibles y unos dientes enormes, y habitaba en un vasto laberinto en los sótanos del palacio de Creta, devorando a seres humanos. Tan numerosos eran los pasadizos del laberinto, que nadie que penetraba en él conseguía hallar la salida.
Teseo regresó apresuradamente al palacio de su padre.
—¡Padre! —exclamó—. Acabo de ver a catorce jóvenes atenienses a bordo de un barco que se dirige a Creta. ¿Por qué los enviamos para ser sacrificados a esa terrorífica bestia, el Minotauro?
—Porque hace mucho tiempo, hijo mío, hubo una guerra entre Atenas y Creta. Atenas fue derrotada, y desde entonces debemos enviar un tributo a Creta cada siete años, ¡un tributo de sacrificios humanos! Si no enviamos a esos siete jóvenes y siete doncellas para que sean devorados por el Minotauro, el rey de Creta nos volverá a declarar la guerra y muchos de los nuestros morirán.
—¿Y no podría alguien dar muerte al Minotauro? —preguntó Teseo.
—Nadie ha salido nunca del laberinto con vida. O les mata el Minotauro, o se pierden para siempre en el laberinto.
Teseo regresó corriendo al puerto y se acercó al barco de las velas negras, donde aguardaban los muchachos y las doncellas. Sus familiares y amigos seguían sollozando en el muelle.
—¡Pueblo de Atenas! —gritó Teseo—. ¡No lloréis, yo iré a Creta para acabar con el Minotauro!
Con estas palabras, Teseo subió a bordo y zarpó rumbo a Creta.
Tras muchos días de navegación, llegaron a la bella isla de Creta. En lo alto de un risco estaba el magnífico palacio de mármol del rey Minos. Sus soldados condujeron a los jóvenes y las doncellas por el sendero del risco.
El interior del palacio estaba todo adornado con oro y plata. Las habitaciones aparecían repletas de finos muebles, y en todas las paredes podían contemplarse escenas de toros y delfines saltarines.
En el amplio salón el rey Minos se hallaba sentado en un trono dorado. Tenía una larga barba blanca y llevaba puesta una túnica de seda.
—Sólo esperaba a catorce —dijo rudamente— ¿Por qué el rey Egeo me envía a quince?
Teseo dio un paso adelante.
—Soy el príncipe Teseo, hijo del rey Egeo. He venido para matar al Minotauro y liberar a mi pueblo de esta terrible deuda.
—Bravas palabras —dijo el rey con una pérfida sonrisa—. Puesto que estás tan ansioso de encontrarte con nuestro monstruo, tú serás el primero que entrará mañana en el laberinto.
En una esquina de la amplia sala estaba la bella princesa Ariadna. Al ver a Teseo, inmediatamente se enamoró de él. "Debo ayudar a este valiente y apuesto joven", pensó.
Aquella noche, se dirigió a su habitación sigilosamente.
—Príncipe Teseo —murmuró en voz baja—. No puedo ayudarte a matar al Minotauro, pero sí puedo ayudarte a escapar del laberinto. Debes aceptar mi ayuda o morirás.
—Lo haré encantado, princesa —contestó Teseo.
—Entonces toma esta espada y esta madeja de hilo y escóndelos debajo de tu túnica. Cuando entres en el laberinto, ata el extremo del hilo a la puerta y ve desenrollándolo a medida que avances por los oscuros pasadizos. Es tu única esperanza de hallar la salida una vez que hayas matado al Minotauro. Yo te estaré esperando junto a la puerta. Debes llevarme contigo de regreso a Atenas. Mi padre me matará si descubre que te he ayudado a escapar.
—Te llevaré conmigo, princesa —dijo Teseo con ternura—, pues estoy enamorado de ti.
Al amanecer del día siguiente, los soldados del rey condujeron a Teseo hasta el laberinto. Cuando la puerta se cerró tras él, quedó sumido en la oscuridad. Sacando la madeja de hilo de debajo de su túnica, Teseo ató uno de sus cabos a la puerta. Palpó los elevados muros que tenía a ambos lados y, muy despacio, descendió por el angosto camino, desenrollando el hilo a medida que avanzaba. Más adelante vio un poco de luz filtrándose por el suelo del palacio, y pudo ver miles de calaveras y huesos desparramados por el suelo.
De pronto oyó un terrible rugido que resonaba por los pasadizos. El espantoso sonido se aproximaba más y más, y Teseo percibió la fuerte pisada del gigante que se acercaba.
Inesperadamente, la bestia se abalanzó sobre él, bramando y rugiendo, pero el príncipe se apartó de un salto, asiéndose a la roca. La bestia volvió a abalanzarse sobre él, y esta vez Teseo le asestó un violento puñetazo en el pecho. El Minotauro cayó hacia atrás, aturdido, y Teseo le agarró por sus inmensos y afilados cuernos, inmovilizándole. El Minotauro soltó de nuevo un rugido y rechinó sus enormes dientes. Teseo sacó rápidamente su espada y la hundió tres veces en el corazón del Minotauro. La bestia rugió una vez más... y luego se quedó inmóvil.
En la oscuridad, Teseo buscó el ovillo de hilo que se había caído. Cuando lo halló, fue siguiendo con las manos el rastro del hilo a través de los oscuros y sinuosos corredores del laberinto. Al fin alcanzó la puerta donde se hallaba Ariadna.
Al ver a Teseo manchado de sangre, corrió hacia él y le abrazó apasionadamente.
—Debemos apresurarnos —dijo la joven, muy excitada—, o nos descubrirán los guardias de mi padre.
Ariadna condujo a Teseo a donde se hallaba anclado el barco. Allí, esperándoles, estaban los siete muchachos y las siete doncellas. Cuando salió el sol, pusieron rumbo a Atenas.